sábado, 5 de julio de 2014

Primera parada, Copacabana (la boliviana) y la Isla del Sol

Después de más de 6 meses viajando por América Latina, lo común es encontrarte en muchos hostales, lugares turísticos, restaurantes... Con otros viajeros de todas partes del mundo, aunque los argentinos creo que se llevan la palma...jeje. Evidentemente no conocemos personalmente a todos; y los que conocemos; no siempre se han aventurado a viajar por el Nuevo Mundo durante varios meses. Pero aquellos con los que coincidimos y están viajando desde el sur del continente, por mayoría absoluta, coinciden acerca del país que más les ha llegado, ya sea por motivos de presupuesto,por su cultura indígena, por su historia, por su naturaleza, por su gente... Nada más y nada menos que... ¡Bolivia! Inevitablemente; a la expectación inicial que ya teníamos hacia Bolivia, se sumó este favoritismo de los viajeros ante el pequeño país andino, muchas hablábamos del momento de llegar país, comprobar si era cierto que como muchos decían la gente suele ser algo distante, que es el país más extremo de Sudamérica para moverse, que es una maravilla en sentido económino... Pues resulta, que ya estábamos con nuestros piececitos en suelo boliviano, ¿primer destino para iniciar las comprobaciones? El común entre los viajeros que venimos desde el sur de Perú, Copacabana, en pleno lago Titicaca.

Sí... Ya sé que Copacabana suena a destino paradisíaco, con playas kilométricas, palmeras, hoteles de lujo... Pero para eso hay que desplazarse un poquito hacia el Este y llegar hasta Rio de Janeiro. Aunque bueno, la Copacabana boliviana tiene también su playita, aunque sin palmeras, tiene su agua clara, pero que si te metes un par de maldiciones por el frio te salen fijo, y también tiene sus hotelitos, aunque no esperes que te pongan una pulserita de todo incluido, como mucho toallas, agua caliente y desayuno si tienes suerte.

 Vista de la playa de Copacabana

Tras llegar ya entrada la noche a Copacabana, el ritual habitual, mochila a la espalda y a buscar alojamiento. Normalmente es una tarea que nos gusta dedicarle cariño y paciencia, al fin y al cabo de ella dependerá en gran medida el sentirnos a gusto o no en el nuevo destino. Pero en este caso, el cansancio de más de 12 horas de viaje, el peso de las mochilas que para mí que en los buses hay duendecillos que nos meten piedrectias, y sobre todo, el intenso frio de Copacabana, hicieron que la búsqueda de alojamiento se agilizase, y aunque hemos estado en sitios peores, el hotel seguro que tampoco entra en nuestro pódium hostelero. Y es que teniendo en cuenta que el Titicaca es el lago navegable más alto del mundo, a 3810 msnm, el frio nocturno y la fatiga con el mínimo esfuerzo eran muuuuuy intensos. Está claro, que desde que llegamos a Cusco, y hasta que pongamos pies en tierras argentinas, la altura será una compañera màs del viaje, (y me quejaba yo de la falta de oxígeno haciendo trekkings por los Pirineos a 3000 metros...).

Entrando ya más en materia de lo que Copacabana nos podía ofrecer, del pueblo en sí poco que contar. Muchísimos restaurantes, tiendas de souvenirs, agencias... destinadas a turistas. Y es que las principales atracciones de la zona están en los alrededores y en el propio lago Titicaca, aparte de una mini-excursión al cerro del Calvario, durante la cual hay una representación de las etapas del Via Crucis que en su cima te regala unas vistas increíbles de Copacabana y el lago, además de poder presenciar rituales para bendecir todo tipo de objetos, sobre todo transportes, aprovechando el tirón religioso del cerro.

 Subida al cerro del Calvario

Todo tipo de transportes y maletas para bendecir los viajes

Una de las grandes fuentes de ingresos económicos de la zona, es el llamado y al parecer muy de moda por estas tierras, "turismo comunitario", que ofrece la visita a diversas comunidades que poseen algún atractivo que ofrecer al turista, normalmente naturales o tradicional, a cambio de una colaboración económica. Quizá la comunidad más conocida en este sentido sea la Sahuiña, más que por sus tradiciones ancestrales o vestimentas indígenas, por las famosas ranas gigantes. Pero siento poneros la miel en laboca, ya que finalmente decidimos no ir, por un lado porque estamos acostumbrados a la exageración que suelen vender sobre las atracciones turísticas, y por otro porque en caso de ser cierto, tampoco nos emocionaba demasiado ver ranas grandes...

Pero una de las actividades principales que sí que hicimos fue la visita a la Isla del Sol, lugar sagrado y cuna del surgimiento del misticismo inca. Así que prontito por la mañana, rumbo al puerto de Copacabana, sufrir el pequeño engaño de una vendedora de salteñas (empanadas bolivianas), que nos juraba que no llevaban carne, y todos a bordo del barquito rumbo a la parte norte de la Isla del Sol.

Según cuenta la leyenda inca, la Isla del Sol es el lugar en el que los dos primeros incas, Manco Kápac y Mama Okllo descendieron y empezaron la búsqueda del lugar donde fundar su imperio, que luego sería Cusco. Por lo tanto, la Isla del Sol es considerado uno de los lugares más sagrados de la cultura inca donde surgió su civilización. Además, en la isla existe un waka (piedra sagrada), que echándole algo de imaginación hace la forma de un puma, y que a lo largo de los años ha servido como excusa a gran cantidad de peregrinos para visitar la isla como destino espiritual. Incluso el guía que te ofrece una de las comunidades de la isla, nos comentó que el lugar donde se encuentra el waka, es considerado uno de los sitio com más magnetismo del mundo.

Camino inca que atraviesa la Isla del Sol 

Playa de la Isla del Sol 

 La famosa piedra sagrads

Sea cierto o no el hecho de que la piedra concentre una gran energía magnética, yo creo que depende de uno mismo el atraer esta energía por la que estamos envueltos en el día a día. ¿Energía positiva o negativa? Ahí ya depende cada uno, de sus actos y pensamientos. Nosotros por si acaso, ya que nos esperaba una pateada de 3 horas por la isla, y aún muchos kilómetros de viaje por Sudamérica, estuvimos un rato tocando la piedra para recargarnos.

En la isla, existen comunidades de origen quechua y aymara, sobre todo en la parte norte, la más lejana a Copacabana y no tan explotada turísticamente. Con el guía, visitamos el museo de la zona norte, que apenas tuvimos tiempo a leer el letrero de "Entrada" por las prisas que llevaba el guía, y luego nos llevó a visitar las zonas arqueológicas incas, como la piedra sagrada, la mesa ceremonial (aprovechada para vender rituales a turistas) o una construcción en forma de laberinto o Chinkana, utilizada en tiempo incas como almacén y sitio ceremonial.

Una vez acabada la etapa más "organizada" de la Isla del Sol con el guía, ya fuimos libres para comenzar la excursión para atravesar caminando los casi 10 kilómetros de largo de la isla, utilizando el reformado camino inca. Una excursioncilla de apenas 3 horas, con paisajes preciosos, pequeñas charlas con otros viajeros, y búsqueda de oxígeno como locos en cuanto teníamos que subir alguna cuesta, (recordad que estamos casi a 4000 metros).

Puerto Norte de la Isla del Sol 

Camino inca que atraviesa la Isla del Sol 

Vistas desde el camino inca

A medida que nos fuimos acercando a la parte sur de la isla, ya se podía apreciar que la demanda turística de la zona era cada vez mayor. Un alojamiento ecológico por un lado, un restaurante ofreciendo jugos y pizzas, más alojamientos cada vez en lugares con vistas más privilegiada, y de repente decenas de restaurante ofreciendo pizzas y más pizzas, el principal reclamo para los "gringos", como los bolivianos llaman a todos los extranjeros.

Tras 3 horillas de agradable y a rato asfixiante caminata, llegamos al puerto sur de la Isla del Sol, donde nos esperaba el barco de regreso a Copacabana. Había sido una jornada muy intensa e interesante, llena de momentos espirituales, culturales, históricos, sociales, físicos, naturales... Vamos, una jornada de esas que llegas a la habitación del alojamiento y piensas: "Qué bonito ha sido el día de hoy." Pero, ¿sabéis que es lo mejor? Que durante este sueño que cada día seguimos cumpliendo viajando por América Latina, se acumulan más y más días como este, y nos llamaban locos por estar haciendo esto, por estar cumpliendo nuestro sueño, por salir de la zona de confort, por ser FELICES.

¡Un abrazo!

"Algunos hombres ven las cosas como son y se preguntan porqué. Otros sueñan cosas que nunca fueron y se preguntan porqué no". George Bernard Shaw, escritor irlandés.

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